SOBRE MÍ
Soy Elena, y desde siempre me ha fascinado entender el comportamiento humano.
De niña, me intrigaba la motivación: ¿cómo algo invisible podía influir tanto en el rendimiento y el bienestar de las personas? No sabía cómo se llamaba, pero intuía que ahí había algo que marcaba la diferencia.
Esa curiosidad me llevó a estudiar Psicología.
Me esforcé al máximo, di lo mejor de mí y terminé exhausta. Fue mi primera crisis, y sin darme cuenta, me alejé de la ciencia que tanto me apasionaba. Durante un tiempo, me dediqué a formar a futuros profesionales del cuidado, regresé a mi pueblo entre montañas y fui madre. La maternidad fue una experiencia transformadora: una observación de campo constante que reavivó mi deseo de acompañar a otras personas en su desarrollo. Retomé formaciones de psicoterapia y conseguí trabajar de ello, en un campo de gran exigencia. El resultado fue que olvidé de lo más importante: cuidarme a mi. Tardé en ponerle nombre pero era claro que me había quemado.

Salí de ahí gracias a la montaña.

Probé muchas formas de reconectar conmigo misma. Pero lo que realmente supuso un antes y un después fue salir a la montaña.
En cada paso sentía que algo volvía a su sitio. Descubrí en mi cuerpo el impacto del movimiento, del esfuerzo, de los paisajes abiertos y los retos elegidos. Subí tresmiles, me enganché a las vías ferratas, me formé en montañismo avanzado y en alpinismo invernal. Todo era nuevo, desafiante, estimulante. Estaba en mi mejor momento.
Hasta que me lesioné.
Físicamente me recuperé. Pero la confianza que tenía en mí misma se había desvanecido. Empecé a dudar de cada pisada, me sorprendía saboteándome antes incluso de ponerme las botas. En mitad de una ascensión sencilla, me invadía el miedo. Me descubrí paralizada, incapaz de afrontar rutas que antes me llenaban.
Y lo peor: dejé de disfrutar de la montaña.
Temí que eso se convirtiera en mi nueva normalidad.
No podía conformarme. Si la montaña me había devuelto la vida, tenía que encontrar la manera de volver a sintonizar con el placer de recorrerla.
Decidí revisar todo lo que sabía sobre
Neuropsicología
Trauma
Psicoterapia Breve
Fue entonces cuando comprendí algo importante: muchas de las respuestas que buscaba estaban en todo lo que ya llevaba años aplicando en psicoterapia desde un enfoque integrativo. Me apoyé en mi propio trabajo interno para identificar y trabajar esos bloqueos emocionales y corporales que me estaban limitando. Y lo que funcionó para mí, supe que podía funcionar para muchas otras personas.
Así nació Altitud Psicoterapia, como un homenaje.
Una forma de poner la Psicología al servicio de la montaña, y de todas las personas que la amamos.
Porque a veces, para volver a avanzar fuera, necesitamos mirar dentro.
Y eso también es parte del camino.